Un estudio hecho por el Instituto Nacional de Protección a los Derechos del consumidor (Pro Consumidor) arrojó que muchos de los salamis que se fabrican en el país contienen aditivos, preservantes y colorantes que pueden hacer daño a la salud. Asimismo, comprobó la existencia de varias fábricas de embutidos clandestinas que no cuentan con los permisos para operar y, por ende, carecen de registro sanitario, supervisión y regulación. El estudio también determinó que algunos de esos productos no tienen los componentes que publican en sus etiquetas o no transparentan los insumos utilizados en su elaboración. Así lo adelantó la directora de Pro Consumidor, Altagracia Paulino, quien esta semana hará una rueda de prensa, junto a la Dirección General de Normas y Regulaciones (Digenor), para dar a conocer los resultados del estudio de calidad de los embutidos. “El problema no es si se elaboran con MDM (despojos de carnes) o no, es que lo diga la etiqueta”, dijo.